Billy Hayes fue detenido en Turquía en un control rutinario del aeropuerto, cuando intentaba traficar con unas bolsas de hachís. Fue encarcelado y condenado a cadena perpetua en la prisión de Imrali, en la que sufrió todo tipo de torturas y humillaciones.
Cinco años después del comienzo del cautiverio y con tan sólo unos dólares y un mapa bajo el brazo, esperó al toque de queda para sortear a los centinelas y trepar hasta el patio. En medio de la tormenta, consiguió arrastrarse hasta el bote de unos pescadores.
Hayes escribió un libro relatando su experiencia y en 1978 Oliver Stone dirigió una película basada en dicha novela.
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